NO A LAS ADICCIONES

Como sociedad tenemos una enorme responsabilidad a la hora de no fomentar el consumo de sustancias entre la población. Igualmente de no crear hábitos de conducta que lleguen a ser adictivos.

Somos conscientes que las drogas son perjudiciales para la salud de nuestra sociedad pero así y todo, en ocasiones se da cierta permisividad al consumos. Estas ocasiones son las que marcan la diferencia. Si todos y todas tuviéramos una fuerte convicción de lo perjudicial de las drogas, no se permitirían acciones que las fomentan.

Y cuando hablamos de drogas o adicciones, no solamente hablamos de cocaína, heroína, éxtasis, ... también hablamos de drogas como el alcohol o el tabaco. O de comportamientos adictivos como las compras compulsivas o el uso de la tecnología.

Las familias, como parte de esa sociedad, sufren en sus propios miembros las consecuencias de este tipo de comportamientos. Son núcleos vulnerables a padecer estas situaciones que se unen a los vínculos afectivos que hay entre sus componentes.

Así una familia puede estar completamente en contra de cualquier tipo de adicción, pero cuando se sufre en el seno familiar, entran en contradicción esas convicciones con los lazos afectivos que entre sus miembros hay. Es en este punto en donde la familia se ve inmersa en una serie de contradicciones que no hacen más que acrecentar la problemática.

Es de vital importancia que la familia sea tratada durante el proceso de adicción de alguno de sus miembros. De esta manera, el núcleo familiar se fortalece y puede ayudar de manera productiva a la recuperación de su miembro. Los familiares deben saber que pueden actuar y no dejarse llevar por la problemática. Es mejor hacer frente a la situación y no dejarla que ella sola se desarrolle.

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Juanjo Sala Soler
Psicólogo de ACOMAAD

ALCOHOL EN JÓVENES

Generar conciencia en los jóvenes sobre el consumo de alcohol.


FAMILIA Y ADICCIÓN: Pilar fundamental, la comunicación


Durante el proceso de adicción, la persona enferma necesita el apoyo de su familia para poder rehabilitarse. Pero la familia también necesita que se cree un buen ambiente para que de una manera más fluida, el proceso de recuperación llegue a buen puerto.

Y uno de los pilares fundamentales para conseguir ese ambiente es la comunicación. Así, vamos a exponer unos puntos básicos para favorecer la buena comunicación.

- Favorecer un clima familiar basado en el respeto y la confianza.

- Una actitud enseña más que mil discursos. Con un cambio de actitud por parte de la familia, se pueden conseguir pasos que con charlas infinitas no se conseguirían.

- Marcar límites y normas que lleven a una convivencia coherente. En este punto, también debemos tener en cuenta la negociación y no solamente la imposición.

- Hacer cumplir las normas, con consecuencias ante el no cumplimiento. Pero también reforzar aquello que se cumple para que se repita.

- Escuchar y dialogar, no exclusivamente hablar y querer tener la razón. Es importante que la comunicación sea bidireccional, y que se puedan exponer frustraciones, sentimientos,...

- Marcar y compartir metas realistas.

- Apoyar aquellos hábitos saludables y beneficiosos para todos.

- Reforzar habilidades para nutrirse de herramientas y hacer frente a situaciones que puedan ser perjudiciales.

En conclusión, una familia bien comunicada avanza hacía sus objetivos de una manera más fluida y harmoniosa. Con esta comunicación, el núcleo se refuerza y empieza a afrontar de manera más segura cualquier situación.
Juanjo Sala Soler

Psicólogo ACOMAAD