Como hemos dicho en artículos anteriores,
una adicción, no solamente afecta a la persona adicta, su familia o entorno más
cercano también se ve afectado.
Para poder emprender el proceso de
recuperación, la familia debe primero empezar por admitir que ésta
persona es dependiente a alguna sustancia o conducta, no esconder, o negar la
problemática, ya que ésta actitud, no conduce a nada positivo.
En segundo
término, hay que intentar que el adicto, reconozca su problema, y esto, no
siempre es fácil. A veces, es un largo proceso, lento y doloroso, pero hay que
entender que los familiares deben tener un papel de apoyo mientras el adicto,
no comprenda y reconozca que debe abandonar el consumo.
A ésta
resolución suelen llegar tarde, muy tarde a veces, y casi siempre es cuando el
propio dependiente, hace una valoración, de pérdidas y ganancias. Cuando lo ha
perdido casi todo, familia, trabajo, amistades, estatus…
En esto, la
familia juega un papel muy importante, y muy duro. La familia debe aprender,
que la sobreprotección y la negación del problema, alarga el proceso de recuperación
voluntaria en la persona adicta.
Juanjo Sala Soler
Psicólogo de ACOMAAD
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