Las influencias a nuestro alrededor tienen un poder que en muchas ocasiones no imaginamos. Sobretodo en la adolescencia, dónde el grupo de iguales empieza a cobrar más importancia que cualquier otro grupo.
Esto puede llevar a tener comportamientos que tal vez, sin estas influencias, no se harían. Esto quiere decir que debemos protegernos de aquellos entornos perjudiciales y potenciar aquellos saludables.
La presión de grupo conlleva que tanto para bien como para mal, las actuaciones se van a maximizar o minimizar. Si el grupo que tiene la persona a su alrededor propicia el consumo de drogas, el individuo acabará por ceder a esta presión y consumirá por ser aceptado en el grupo. ¿Siempre es así? No, no siempre es así. Si la persona ha estado nutrida de valores que ensalzan su autonomía como persona y se han potenciado los hábitos saludables, puede que tenga las herramientas suficientes para no caer.
Así, se debería poner el ojo en crear unos ambientes sanos a través de alternativas de ocio saludables que lleven a cada persona a comprender que la diversión no tiene porqué pasar por el consumo de drogas.
Juanjo Sala Soler
Psicólogo ACOMAAD
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