FAMILIA Y ADICCIÓN: La fortaleza familiar frente a la adicción


 
Sabemos que el trastorno adictivo, no solamente afecta a la persona que lo padece, también afecta a su entorno más cercano como es la familia.
 
El núcleo familiar se convierte en un foco de dinámicas disruptivas que llevan consigo una serie de problemas asociados. Esto conduce a la familia a entrar en un bucle de conductas que solamente se pueden romper si el núcleo está fuerte y con esperanza de poder hacer algo.
Es importante que la familia se sienta con poder para controlar esta situación y no dejar que una ola gigantesca la arrastre si tener posibilidad de control. Su aguante dependerá de la facilidad que tenga el sistema familiar para tomar decisiones y fomentar actitudes nuevas dentro del núcleo.
 
Así, la terapia familiar de grupo es el espacio en el que los familiares de las personas con trastorno adictivo comparten las experiencias de su relación con el adicto.
Se considera un espacio de respiro en el que los familiares expresan todo aquello que llevan consigo sin ser juzgados y sin temor a hablar. El simple hecho de descargar sus emociones, frustraciones, comportamientos, ideas, sentimientos, actitudes,... hace que la situación se valore desde otra perspectiva y al mismo tiempo, poder ayudar a otras familias que pasan por situaciones similares.
 
En definitiva, la terapia de grupo tiene como objetivo que las familias consigan un estado de ánimo mejor y un mayor bienestar. Las experiencias que se comparten ayudan a clarificar situaciones e ideas, y llevan a cada sistema familiar a aprender nuevas maneras de actuar poniendo límites y a comunicarse de manera más productiva. Así, la relación de codependencia que se crea entre familia y adicto, empieza a sanar y a ayudar directa e indirectamente a cada miembro del sistema.

Juanjo Sala Soler
Psicólogo de ACOMAAD

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