VERANO, ÉPOCA DE PELIGRO

Cuando hablamos de una persona que padece de una adicción, hablamos de alguien que va a estar siempre "atado" a esa condición.

Aunque haya sido capaz de superar la adicción, debe estar constantemente en alerta para no sucumbir de nuevo y dejar que la dependencia vuelva a ganar terreno. Por eso debe estar atento a esas señales de detección que pueden darle pistas de que algo no va bien. Estas señales pueden variar en función del tipo de adicción, y también, de si la persona está en fase de abstinencia o de intoxicación.

Unido a estas señales de alerta, encontramos otros factores asociados como puede ser la estacionalidad. Este es un factor que tiene una enorme influencia en las adicciones y puede llevar a unos altos repuntes en las recaídas. 


Si pensamos en el verano, las condiciones que se dan durante esta época, favorecen la probabilidad de recaer en una adicción que tal vez la persona creía olvidada. El buen tiempo y una rutina mucho más laxa de lo habitual conlleva la peligrosidad asociada. Así mismo, un mayor tiempo al aire libre y más contactos sociales hace del verano, un momento "peligroso". También es el momento en el que proliferan las terrazas de los bares, los chiringuitos al aire libre y las fiestas populares de cada población. 

Si lo unimos todo concentrado en apenas dos meses, estamos hablando de la aparición de muchos factores de riesgo en muy poco tiempo y que en muchas ocasiones, la persona adicta, es incapaz de gestionar tal demanda.

Por eso es importante tener en cuenta esto, ser conscientes que si tenemos un/a familiar adicto/a, puede ser mucho más vulnerable en la época estival. Así, desde nuestra fortaleza como familia debemos apoyar y acompañar en este proceso, siempre teniendo claro nuestro sitio, sin caer en la codependencia y tener muy presentes las normas y los limites que debemos marcar.

Juanjo Sala Soler
Psicólogo de ACOMAAD

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